lunes, 25 de enero de 2010

Capitulo 7

Encontré a los dos en el suelo. Wilson se encontraba con los dos pies abiertos y la cabeza agachada mientras tenia las manos en la cabeza. Por la posición parecía estar a punto de vomitar. Jimi al contrario se encontraba del todo en el suelo con una botella de peche en la mano y con la camisa mal colocada y casi del todo desabrochada. Mire a mi alrededor y vi como a los demás chicos los llevaban sus respectivos coches. Pero yo me encontraba ai en medio de no se ni donde con dos borrachos que aun sabían menos que yo donde estaban.

-¡Dios!-Grite.

Mire otra vez por si veía a Ana pero como ya me lo había supuesto ya se había ido. Me acerque a donde Jimi y me agache a su altura.

-Jimi ¿estás bien? ¿Sabes el número del chofer?

El me miro haciendo un gran esfuerzo por abrir los ojos.

-¡Eres muy bonita!-Dijo con el típico tono de borracho perdido.

-Pero que dices, anda dame tu móvil-El no se movia- ¿Lo tienes al menos aquí?

Busque en sus bolsillos pero no parecía tener nada.

-¡Dios!-Grite otra vez desesperada.

Alce la cabeza y la puse en dirección Wilson. Desde mi entrada en la casa no había podido llevar una buena conversación con él. Bueno, siendo sincera ni buena ni mala. No había tenido trato con el apenas y aunque se me hizo incomodo tener que hablar con el ahora justo en esa situación no tuve otra que acercarme.

Me senté alado suyo, aun sin saber que decirle. El alzo la cabeza y me miro luego volvió a la misma posición. Le puse una mano en el hombro y le hice la misma pregunta-algo estúpida la verdad- que le había hecho a jimi.

-¿Te encuentras bien?-esta vez espere un poco antes de proseguir.-¿tienes el teléfono del chofer?

Tardo un buen rato en contestar pero al fin saco fuerzas para decir un suave y lento.

-Sí.

Intento sacar del bolsillo de su pantalón el teléfono móvil. Pero no pudo y casi se cayó hacia un lado pero yo lo sostuve.

-¡Cuidado! Tranquilo ya te lo busco yo.

La verdad que no me di cuenta de lo que estaba haciendo hasta que me vi en ello. Le metí la mano en el bolsillo del pantalón y cogí el teléfono. Lo abrió, de fondo tenía una foto con su banda en la que parecía que estaban tocando en algún concierto. Busque en el listín aunque no sabía que buscar.

-Rodrigo.-Dijo al fin como si estuviera adivinando lo que pensaba.

Lo mire algo sorprendida y luego busque lo más rápido que pude el nombre. Luego lo llame y quede con él a las puertas del caserón. No tardo en llegar, el chofer algo agobiado o preocupado no paraba de disculparse. Decía que se le había olvidado completamente que eran ya las seis y que de verdad lo sentía.

Yo fui a ayudar a Jimi que aunque costo levantarle al fin conseguí llevarle hasta el coche. Cuando se disponía a echarse de espaldas al asiento, de improviso me agarro de la mano y me arrastro con él, de forma que me quede muy incómodamente encima de el.

-¡Jimi! –grite.

El seguía ahí tirado como si estuviera de un momento a otro del todo dormido-pero eso si aun agarrándome fuerte de forma que no me soltaba. De pronto note que alguien estiraba de mi por detrás como si eso fuera una disputa por una muñeca, que al fin gano el de atrás. Era Wilson que nada mas conseguir sacarme del coche se cayó redondo hacia atrás dándose una buena leche en la cabeza.

-¡Joder!-Grite a la vez que Rodrigo se abalanzaba encima de él para saber si aun no había perdido su trabajo.

-¡Señorito!

Entre Rodrigo y yo conseguimos levantarlo y meterlo en el coche. En el viaje me encontré con los dos muchachos cada uno más borracho que el otro que se mantenían inmóviles con la boca abierta y echando un olor a alcohol y a tabaco que la verdad era inaguantable. Por eso mismo se me hizo mil veces más lento el viaje de vuelta. Jimi se despertaba cada cinco minutos solo para decir una bobada distinta y Wilson ni se despertaba ni se movía de mantenía quieto cosa que me incomodo después de la torta que se había dado.

Cuando al fin llegamos le pedí a Rodrigo que me ayudara con los muchachos pero de una forma misteriosa, para cuando las luces del jardín de la mansión dieron en sus rostros los dos muchachos se pusieron de pie y empezaron a andar haciendo eses. Me dio la sensación en ese mismo instante de que dios existía. Les maneje un poco de forma que siguieran el camino adecuado y termine llevándoles asta sus habitaciones. Conseguí quitarles los zapatos y dejarles tirados encima de la cama, como seguramente acabarían la mayoría de las fiestas.

Volví a mi habitación y ya que ni sentía apenas los pies por los tacones hice lo mismo que había hecho con los muchachos me metí en la cama tal cual estaba.

Las luces del día me despertaron, claro apenas había bajado las persianas la noche o mejor dicho madrugada anterior. Mire al reloj eran las 12. No sabía exactamente a qué atenerme, quizás tenía que estar ya despierta o quizás me dejarían mas tiempo para dormir después de la noche anterior. Solo sabía que si yo estaba mal, ¡ellos tenían que estar muertos!

Me di una ducha que me ayudo a despejarme un poco, elegí lo primero que encontré en el armario y me dirigí a la puerta. Baje abajo y parecía que ya había alto de ambiente. Vi a Cheyenne viendo unos muñecos que daban en la tele toda contenta ella cantando.

Fui al comedor para ver si al menos veía a Sarah pero a la que encontré fue a mi madre leyendo el periódico mientras tomaba un café.

-Buenos días cielo, ¿Qué tal fue ayer en la fiesta? espero que te lo hayas pasado bien.-Dijo sin levantar la mirada del periódico.

No le conteste, frente a su frialdad. Me di cuenta que no le importaba que llegara a esas oras ya estaría acostumbrada. Y aunque fuera algo raro, añore que alguien me dijera que estaba castigada o que aquello no había estado bien. Como lo hacia mi padre.

-¿Y Uwe?-Pregunte.

-Trabajando.- Respondió aun sin mirarme.

-¿Hoy también? ¿no tiene vacaciones?

Esta vez si me miro.

-El trabajo de Uwe requiere mucho tiempo, tiene que estar casi las 24 horas del dia a su disposición. Tiene mucha responsabilidad.

No quise seguir preguntando parecía que el tema le molestaba.

-¿Y los chicos, siguen en la cama?

-Hace un buen rato que se an levantado. Están en el estudio sube haber que te dicen.

De una manera o de otra me pareció que era una manera de desprenderse de mi aunque la verdad, no creí ni por un momento en que al quedarme ahí me lo iba a pasar mejor. Así que le hice caso y empecé a subir pisos.

Cuando llegue toque la puerta y la abrí. De inmediato me di cuenta de la estupidez que acababa de hacer. Dentro dos bandas casi a la vez tocaban sus canciones a un volumen descomunal. Claro, como la habitación estaba insonorizada.

Al entrar vi como Jimi se dio cuenta y me sonrió. La cara que tenia no era para nada la que me había imaginado. La tenia sonriente, sin ojeras con un color de lo más saludable. Nada parecido al chico resacoso que había asomado por mi imaginación. Pronto vi a Marlon que se levantaba de un asiendo en una esquina y se acercaba a donde mi.

-¡Son buenos eh!-Grito.

-¡Sí! ¡Eso parece!-Seguí gritando.

-¿Ayer que tal terminaste?

-Bueno, tuve que hacer un poco de niñera pero lo demás bien.

-a sí, ya me lo an dicho. Los chicos te dieron guerra-Rio él como si fuera algo gracioso.

-¡Yo no me rio!

-¡Que dices! Si es súper gracioso. -Siguio riendo.

-¡Marlon! Lo pase mal.-Dije poniendo cara de pena.

-Anda no pongas esa cara que me vas a hacer llorar.- Siguió bromeando el.

La conversación se vio interrumpida al ver que el grupo paraba y al ver a Jimi que se acercaba aun con aquella sonrisa que parecía no acabarse nunca….

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