lunes, 13 de septiembre de 2010

capitulo 17




Pues despues del capitulo que subi ayer, sigo hoy, con mas animos!!!
solo adbierto que ya se esta terminando... asique ahora le voyt a dar duro y espero terminarlo hoy mismo. De forma que no os estrañeis si un dia de estos os ncontrais con el final.

Espero que os guste chicas, y que se os aga ameno y bonito. Que os guste al leerlo tanto como me a gustado a mi al escribirlo. :)



besitos!





Despues inevitablemente por la hora que marcaba el reloj tuvimos que irnos a casa, perdiéndonos asi el bonito amanecer que se veria por entre los montes.
Cuando entre en su coche sentí el calor que se respitaba, pero note la ausencia del cuerpo de Wilson. Lo quería para mi sola y cerca.
Llegamos a la casa y parecía estar con algo mas de movimiento. Para las 7, las de la limpieza ya estaban limpiando las habitaciones de la planta baja. Subimos a nuestro piso y nos despedimos para irnos cada uno a nuestra habitación.
Me desperté a la hora de comer y comi sola. Luego fuy a mi habitación me duche y me vesti. Me conecte al facebook y cuando Sali vi como la puerta de mi habitación se abria para dejar entrar un aun dormido Wilson Gonzalez.
-Te acabas de despertar?-Dije viendo que aun estaba solo con el pantalón del pijama corto.
-Si.-Dijo bostezando- tu en cambio pareces tener cara despejada.
Dijo hacercandose poco a poco abrazandome y dándome un beso.
Me había un cosquilleo e el estomahgo cuando su piel tocaba la mia. Nos tumbamos en la cama. Y nos quedamos abrazados.
-Estamos solos en cara?-Pregunte.
-No, esta Jimi y alguna chica del servicio, pero no están los mayores que es lo que importa.-Me acaricio los labios con los suyos.-De todas formas no vendría mal un cierre. Nos daría mas intimida.
Me ruborice y el se rio.
Nos quedamos los dos mirando al trecho, el uno alado del otro casi toda la tarde. Escuchando música y hablando de nuestras cosas. A la hora de cenar, no bajamos. Jimi salió y nuestros padres no llegarían asta las 10.
Cuando llegaron bajamos, hicimos como que comíamos entre roces debajo de la mesa y risas. Hablamos un poco con esos dos desconocidos que eran para mi y luego Wilson y yo acostamos a Cheyenne.
A las 12 cada uno se fue a su habitación, muy a nuestro pesar por si alguien le daba por mirar las habitaciones. Que lo mas seguro seria que no. Jimi llego a la 1. Y a la 1.30 mi puerta se abrió.
-Soy yo.-Dijo Wilson cerrando la puerta y entrando en mi cama casi en puntillas.
No hizo falta decir nada. Supe que igual el esperaba algo mas, aunque no puso mucho interés. Nos abrazamos como habíamos hecho anteriormente, casi desnudos y nos dormimos.
A la mañana siguiente una luz me despertó. Unas voces.
No me alarmo, yo seguía abrazada a el, con su olor. Su suavidad. Pase mis manos por su espalda desnuda y sonreí. Abro poco a poco los ojos asta encontrarme con su mirada dormida.
Me iba a levantar al baño cuando de repente, antes de dar tiempo a hacer nada. La puerta se abrió. Quise cubrir a Wilson, aunque no hubiera servido de nada, pero no me dio tiempo. Antes de hacer nada, me encontré con la mirada perpleja de mi madre, mirándonos a los dos.
Wilson no se dio cuenta al principio pero al instante se giro.
-Oh dios!-Grito mi madre quieta delante de la puerta.-Tods nos quedamos callados en silencio.
-No es lo que parece!-dijo Wilson antes de que mi madre se marchara apenas sin cerrar la puerta.
-mierda!-Grito Wilson. Me miro y luego se lebanto y salió corriendo. Se vestio y yo hice lo mismo.
Bajamos escaleras abajo casi a tropicones y cuando llegamos abajo vimos la cara de espanto de Uwe mientras mi madre le contaba lo que acababa d ver con una espresion de desagrado. Luego nos miro a los dos.
-Os lo podemos explicar!-Dijo Wilson gon voz alterada.
-No! No quiero oir nada!-Grito mi madre sin mirarnos.- Andrea bete a tu habitación!
-Pero…
-Ahora!-Siguio gritando esta vez echándome una mirada llena de odio que me hizo sentir la peor persona del mundo.
Le hice caso y subi las escaleras poco a poco hechandole antes una mirada a Wilson. Todo era por mi culpa. Ahora la reprimenta seria toda para el. Habia llegado y en unos meses lo había arruinado todo, mejor dicho en un dia.
Yo no sentía que aquella era mi verdadera familia, pero si la de Wilson, y ahora por mi culpa tendría que enfrentarse a mi madre y a Uwe…
Me sente encima de mi cama y deje la puerta medio abierta. Para escuchar algo de lo que pasaba. Solo se escuchaban gritos y mas gritos. Pero no se entendía nada.
La discusión duro una hora y algunos minutos, y se paro en seco. Como si nunca hubiera existido la casa se quedo en un silencio sepulcral. Espere que alguien viniera a por mi, que Wilson viniera a por mi y que me dijera que no pasaba nada. Que todo se arreglaría. Pero no fue asi. Vi la mano de alguien cerrar la puerta que había dejado medio habierta y no volvi a ver a nadie asta la cena. Me la trajeron asta la habitación, como si estuviera presa. No comi nada, solo quería hablar con Wilson. Con mi madre, saber lo que pasaba.
El dia siguiente, sin haber dormido en toda la noche, me desperté temprano y Sali de mi habitación para estirar las piernas y ver por fin lo que había en la casa.
No vi aparentemente a nadie. Rodee la cocina y el comedor, el salor y parte de los pasillos de la planta baja. Nadie.
Solo me quedaba un sitio, un sitio al cual no seria muy acertado ir. La biblioteca en la cual estaba el despacho.
Me arme de valor (en todo momento pensando en Wilson) y toque la puerta para luego entrar.
No esperaba para nada una cara sonriente como la primera vez que entre a aquella estancia, no, pero tampoco lo que me encontré. Vi a mi madre, sentada en la gran silla acolchada. Estaba con algunos papeles, algunos tramites, que desde que estaba ahí nunca la vi tocar. Tambien había un hombre de espaldas a mi. Con un traje negro de tercal, lo reconoci al instante.
Andube unos pasos y ella apenas giro la cabeza para mirarme. El hombre del traje encambio si. Al girar la cabeza y ver su cara enseguida se me hicieron sus rasgos conocidos.
-Hola Andrea.-Dijo con un español muy elegante, como de costumbre- que tal estas?-Dijo siguiendo las normas de cordialidad.
Era el abogado de mi madre, el abogado que se ocupaba de pocos asuntos. El abogado que ejercía en España.
¿Que hacia aquí?
No lo respondi y mire a mi madre.
-¿Mama que esta pasando aquí?
Me salió el termino mama casi como una palabrota. Ella seguía firmando y cuando termino se los dio a su abogado. Fue entonces cuando se lebanto de su mesa y me miro, con una espresion de tirantez.


-Te vuelves a España.

No hay comentarios: